El pequeño cuento narrado brevemente en la imagen de la izquierda, ilustra una realidad: hagamos lo que hagamos siempre habrá alguien dispuesto a criticarnos.
La mayoría hemos sido criticados en algún momento de la vida. La crítica, ese amargo y desagradable comentario que nos hacen los demás juzgando y/o condenando alguno de nuestros actos. Ese señalamiento encaminado a demostrar que nos hemos equivocado en algo, y que muchas veces, puede resultar doloroso e incluso hacer daño si no sabemos cómo manejarlo.
En este post, que dividiremos en tres partes, trataremos sobre la crítica, el miedo a la misma, como ser inmunes a la crítica y finalmente, cómo evitar ser una de esas personas odiadas que critican a los demás.
Actualmente, cómo muchas otras cosas, la crítica se ha convertido en un negocio más, ejemplo de ello son las revistas de farándula donde se critica la vestimenta, comportamiento e incluso vida privada de algunas “celebridades” y que si existen, es porque la crítica se venden muy bien. Pero también se le ha sacado provecho de otra forma, ejemplo de ello son las modas. Ninguno quiere estar fuera de la moda, por temor a ser criticado, eso obliga muchas veces a comprar ropa de acuerdo a los cambios de temporada a las “nuevas tendencias”, ninguno quiere que su vestimenta o “sentido de la moda” sea objeto de habladurías. Las críticas parecen ser parte de la sociedad.
Las críticas están fuera de nuestro control, hagamos lo que hagamos, cómo en el cuento, siempre habrá alguien que tenga algo que decir sobre nosotros, sobre nuestro actuar o sobre nuestro comportamiento. Podríamos decir que la crítica es parte de la naturaleza humana. Sin embargo, aunque en su naturaleza muchas veces lleva la intención de hacer daño, la crítica en sí misma no es buena o mala. Es nuestra reacción ante la crítica lo que hará que esta sea destructiva, neutral o incluso la podamos usar a nuestro favor (constructiva).
Y esa es la buena noticia, nuestra forma de reacción ante la crítica es lo importante, ya que está completamente bajo nuestro control. Lo que debemos hacer al recibir una crítica es darle un breve y rápido análisis, algunas no tienen fundamento y son meros insultos, estás deben de ser descartadas de inmediato, por ejemplo, si das un discurso y en vez de criticar tus argumentos te dicen que eres feo, hueles mal, etc. Este tipo de crítica no vale la pena ser analizadas. Son falacias ad hominem.
Pero aquellas que parezcan estar debidamente fundamentadas en hechos concretos (por ejemplo, las que sí van dirigidas al discurso, pudiendo incluso citar datos concretos) o las que vienen de clientes o personas afectadas directamente por el hecho que se critica y tienen algún fundamento, merecen un breve análisis en busca de datos que puedan resultarnos útiles para nuestra mejora continua.
Derivado entonces de lo anterior, dependiendo del contexto y de forma resumida, podríamos tener tres posibles reacciones ante la crítica, completamente bajo nuestro control:
El miedo a la crítica, como todo temor, es de naturaleza destructiva. Tanto por contaminar nuestro pensamiento con ideas pesimistas cómo por paralizarnos para que no seamos capaces de realizar nuestros sueños por el miedo a lo que otros piensen y digan sobre nosotros.
El miedo a la critica podría hallar su origen en la necesidad de aprobación, la necesidad de quedar bien con los demás, que es de por sí gran error. Ni siquiera los grandes hombres, artistas, inventores, profetas, etc. De la historia han quedado bien con todo el mundo, siempre ha habido alguien que los ha criticado. Necesitar la aprobación equivale a desvalorizarse y definir que las opiniones de los demás son más importantes que las propias.
Si sólo deseas la aprobación simplemente es porque te sientes feliz con el apoyo y la aceptación de la demás personas es normal. “Pero si la necesitas, te puedes derrumbar en caso de no conseguirla (…) Hay que deshacerse de la necesidad de aprobación. Nada de signos de interrogación aquí. Hay que erradicarla completamente de tu vida si quieres lograr tu realización personal. Esa necesidad es un psicológico callejón sin salida que no te aporta ningún tipo de beneficio.
Es imposible vivir en este mundo sin provocar la desaprobación de la gente, a veces en forma grave. Así es la humanidad; así son los impuestos que se pagan por estar "vivo", algo que simplemente no se puede evitar. ” Dyer, W Wayne. Tus Zonas Erróneas.
“El miedo a la crítica roba al hombre toda su iniciativa, destruye la fuerza de imaginación, limita su individualidad, suprime su confianza en sí mismo y le perjudica de otras cien maneras diferentes” Napoleon Hill, Piense y hágase rico.
Tomados del citado libro del Dr. Hill son:
1. Falta de naturalidad y serenidad. El miedo a ser cómo realmente somos por ser criticados, el constante pensar en “qué pensarán los demás si hago esto o aquello” lo que lleva al nerviosismo, timidez y a reprimir la verdadera personalidad, que va destruyendo la autoconfianza y con ello entorpeciendo nuestro camino al éxito.
2. Personalidad débil que se expresa con la incapacidad de dar opiniones definidas sobre temas concretos o aparentar estar de acuerdo con otros cuando realmente no lo estamos. No es necesario estar de acuerdo con la mayoría, se pueden expresar opiniones adversas si se hace con tacto. En la historia hay ejemplos de veces en que la mayoría estaba equivocada (recordemos a Galileo Galilei, incluso las enseñanzas del mismo Jesús contradecían lo que en aquel entonces pensaba la mayoría).
3. Complejo de inferioridad “hábito de expresar aprobación de sí mismo de palabra y obra como medio para encubrir un sentimiento de inferioridad; usar “palabras gruesas” para impresionar a otros (a menudo sin conocer el verdadero significado de los vocablos), imitar a otros en el vestir, forma de hablar y modales, alardeando de conquistas imaginarias que pueden dar apariencia de superioridad” Napoleon Hill. Ídem.
4. Prodigalidad, querer parecernos o estar a la altura de otros, aunque ni siquiera los consideremos modelos a seguir. Criticar a las personas por detrás y alabarlos de frente. Si alguien no nos agrada, evitemos criticar y al estar frente a esta persona, basta con ser respetuosos al tratarlos, no hay por que ser falsos o buscar su aprobación.
5. Falta de iniciativa no aprovechar las oportunidades, temor a tomar la delantera en lo que nos importa, consultar cada acción en busca de aprobación. Si quieres algo, crees en ello y no afectas a nadie en el camino ¡ve por ello! ¡qué importa lo que los demás piensen!
6. Falta de ambición. Pereza mental y física, carencia grande de deseos por miedo a lo que otros piensen, lentitud en la toma de decisiones o dejarnos influir en nuestras decisiones con las opiniones de otros aunque no estemos de acuerdo. Hábito de aceptar la derrota sin volverlo a intentar y aceptar los errores propios de mala gana.
Si te sientes identificado con alguno de los puntos anteriores, es porque en alguna medida el miedo a la crítica está afectando tu desempeño, y con ello, tu éxito personal.
Pero el miedo es un estado mental que puede dominarse, y la reacción a las críticas también está en nuestras manos. En el siguiente post trataremos sobre cómo desarrollar la inmunidad a la crítica, pero cómo el mejor momento para actuar es siempre el presente, ahora mismo puedes iniciar autoanalizando las causas que te hacen sentir ese temor y plantearte opciones propias para superarlo, las palabras del Dyer W. Wayne ayudarán al respecto:
“Echa un vistazo a cómo funciona el mundo. Para resumir, diremos que jamás puedes complacer a todos. En realidad si logras complacer a un cincuenta por ciento de la gente, lo estás haciendo bastante bien. Esto no es ningún secreto. Sabes muy bien que por lo menos la mitad de la gente que compone tu mundo va a estar en desacuerdo con al menos la mitad de las cosas que digas. Y si esto es correcto (para comprobarlo no tienes más que ver cómo en una elección donde uno de los candidatos obtiene un triunfo rotundo, el 40% de la gente ha votado en contra del ganador), así siempre tendrás un 50% de posibilidades de incurrir en algún tipo de repulsa o desaprobación cada vez que expresas una opinión.
Movido de este conocimiento, puedes empezar a enfocar de otra manera las actitudes críticas de la demás gente. Cuando alguien no esté de acuerdo con algo que tú dices, en vez de sentirte herido piensa que te has encontrado con una de las personas que están dentro del 50% que no está de acuerdo contigo. Saber que, digas lo que digas, o pienses lo que pienses, o hagas lo que hagas, habrá alguien que no esté de acuerdo contigo, es la mejor manera de salirse del túnel de la desesperación. Cuando seas consciente de la posibilidad de crítica y la esperes, no te sentirás inclinado a ofenderte por ello, y simultáneamente dejarás de considerar que el rechazo de un pensamiento o sentimiento tuyo implica el rechazo a tu persona.
No puedes evitar la desaprobación de la gente por más que quieras. Por cada opinión que puedas tener, habrá siempre alguien que tenga exactamente la opinión opuesta a la tuya. Abraham Lincoln habló de esto en una conversación en la que participó en la Casa Blanca y sobre la que nos da cuenta Francis B. Carpenter:
...Si yo fuera a leer, incluso a contestar, todos los ataques que me dirigen, habría que cerrar esta tienda para ocuparnos únicamente de ese negocio. Yo actúo lo mejor que puedo y mejor me parece; y pienso seguir haciéndolo hasta el final. Si al final el resultado es bueno, lo que se diga en contra de mí no tendrá ninguna importancia. Pero si al final el resultado es malo y aunque diez ángeles juraran que yo tenía razón, no habría ninguna diferencia, igual estaría mal”
Entonces, para concluir podemos decir, si lo que quieres hacer resulta beneficioso y útil para ti y no perjudicará a nadie, ¡ve por ello! Y no prestes atención a las críticas. Recuerda que, cómo menciona Dale Carnegie ni Jesús, con todo su amor, consiguió agradarle y lograr la aprobación de todos.
En los siguientes post, con la ayuda de los grandes textos del último autor citado, trataremos sobre cómo ser inmunes ante la crítica y cómo evitar ser de esas odiadas personas que critican.
Por ahora, espero que todas tus metas para hoy se cumplan!
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Saludos!
La mayoría hemos sido criticados en algún momento de la vida. La crítica, ese amargo y desagradable comentario que nos hacen los demás juzgando y/o condenando alguno de nuestros actos. Ese señalamiento encaminado a demostrar que nos hemos equivocado en algo, y que muchas veces, puede resultar doloroso e incluso hacer daño si no sabemos cómo manejarlo.
En este post, que dividiremos en tres partes, trataremos sobre la crítica, el miedo a la misma, como ser inmunes a la crítica y finalmente, cómo evitar ser una de esas personas odiadas que critican a los demás.
La reacción ante la crítica, lo más importante
Actualmente, cómo muchas otras cosas, la crítica se ha convertido en un negocio más, ejemplo de ello son las revistas de farándula donde se critica la vestimenta, comportamiento e incluso vida privada de algunas “celebridades” y que si existen, es porque la crítica se venden muy bien. Pero también se le ha sacado provecho de otra forma, ejemplo de ello son las modas. Ninguno quiere estar fuera de la moda, por temor a ser criticado, eso obliga muchas veces a comprar ropa de acuerdo a los cambios de temporada a las “nuevas tendencias”, ninguno quiere que su vestimenta o “sentido de la moda” sea objeto de habladurías. Las críticas parecen ser parte de la sociedad.
Las críticas están fuera de nuestro control, hagamos lo que hagamos, cómo en el cuento, siempre habrá alguien que tenga algo que decir sobre nosotros, sobre nuestro actuar o sobre nuestro comportamiento. Podríamos decir que la crítica es parte de la naturaleza humana. Sin embargo, aunque en su naturaleza muchas veces lleva la intención de hacer daño, la crítica en sí misma no es buena o mala. Es nuestra reacción ante la crítica lo que hará que esta sea destructiva, neutral o incluso la podamos usar a nuestro favor (constructiva).
Y esa es la buena noticia, nuestra forma de reacción ante la crítica es lo importante, ya que está completamente bajo nuestro control. Lo que debemos hacer al recibir una crítica es darle un breve y rápido análisis, algunas no tienen fundamento y son meros insultos, estás deben de ser descartadas de inmediato, por ejemplo, si das un discurso y en vez de criticar tus argumentos te dicen que eres feo, hueles mal, etc. Este tipo de crítica no vale la pena ser analizadas. Son falacias ad hominem.
Pero aquellas que parezcan estar debidamente fundamentadas en hechos concretos (por ejemplo, las que sí van dirigidas al discurso, pudiendo incluso citar datos concretos) o las que vienen de clientes o personas afectadas directamente por el hecho que se critica y tienen algún fundamento, merecen un breve análisis en busca de datos que puedan resultarnos útiles para nuestra mejora continua.
Derivado entonces de lo anterior, dependiendo del contexto y de forma resumida, podríamos tener tres posibles reacciones ante la crítica, completamente bajo nuestro control:
- Neutral: simplemente se ignoran (siendo cortés en lo posible)
- Positiva: Cuando tras analizarlas, encontramos algún argumento válido que denote una oportunidad de mejora a nuestro favor
- Negativa: Cuando la crítica nos enoja y nos hace perder el control y reaccionamos con un contra ataque, lo que nos desvaloriza. O cuando el miedo a ser criticados es tan fuerte nos paraliza y nos impide hacer algo que queremos hacer. Es decir, el miedo a la crítica detiene nuestro crecimiento.
El miedo a la crítica
El miedo a la crítica, como todo temor, es de naturaleza destructiva. Tanto por contaminar nuestro pensamiento con ideas pesimistas cómo por paralizarnos para que no seamos capaces de realizar nuestros sueños por el miedo a lo que otros piensen y digan sobre nosotros.
El miedo a la critica podría hallar su origen en la necesidad de aprobación, la necesidad de quedar bien con los demás, que es de por sí gran error. Ni siquiera los grandes hombres, artistas, inventores, profetas, etc. De la historia han quedado bien con todo el mundo, siempre ha habido alguien que los ha criticado. Necesitar la aprobación equivale a desvalorizarse y definir que las opiniones de los demás son más importantes que las propias.
Si sólo deseas la aprobación simplemente es porque te sientes feliz con el apoyo y la aceptación de la demás personas es normal. “Pero si la necesitas, te puedes derrumbar en caso de no conseguirla (…) Hay que deshacerse de la necesidad de aprobación. Nada de signos de interrogación aquí. Hay que erradicarla completamente de tu vida si quieres lograr tu realización personal. Esa necesidad es un psicológico callejón sin salida que no te aporta ningún tipo de beneficio.
Es imposible vivir en este mundo sin provocar la desaprobación de la gente, a veces en forma grave. Así es la humanidad; así son los impuestos que se pagan por estar "vivo", algo que simplemente no se puede evitar. ” Dyer, W Wayne. Tus Zonas Erróneas.
“El miedo a la crítica roba al hombre toda su iniciativa, destruye la fuerza de imaginación, limita su individualidad, suprime su confianza en sí mismo y le perjudica de otras cien maneras diferentes” Napoleon Hill, Piense y hágase rico.
Algunos de estos efectos derivados del temor a la crítica
Tomados del citado libro del Dr. Hill son:
1. Falta de naturalidad y serenidad. El miedo a ser cómo realmente somos por ser criticados, el constante pensar en “qué pensarán los demás si hago esto o aquello” lo que lleva al nerviosismo, timidez y a reprimir la verdadera personalidad, que va destruyendo la autoconfianza y con ello entorpeciendo nuestro camino al éxito.
2. Personalidad débil que se expresa con la incapacidad de dar opiniones definidas sobre temas concretos o aparentar estar de acuerdo con otros cuando realmente no lo estamos. No es necesario estar de acuerdo con la mayoría, se pueden expresar opiniones adversas si se hace con tacto. En la historia hay ejemplos de veces en que la mayoría estaba equivocada (recordemos a Galileo Galilei, incluso las enseñanzas del mismo Jesús contradecían lo que en aquel entonces pensaba la mayoría).
3. Complejo de inferioridad “hábito de expresar aprobación de sí mismo de palabra y obra como medio para encubrir un sentimiento de inferioridad; usar “palabras gruesas” para impresionar a otros (a menudo sin conocer el verdadero significado de los vocablos), imitar a otros en el vestir, forma de hablar y modales, alardeando de conquistas imaginarias que pueden dar apariencia de superioridad” Napoleon Hill. Ídem.
4. Prodigalidad, querer parecernos o estar a la altura de otros, aunque ni siquiera los consideremos modelos a seguir. Criticar a las personas por detrás y alabarlos de frente. Si alguien no nos agrada, evitemos criticar y al estar frente a esta persona, basta con ser respetuosos al tratarlos, no hay por que ser falsos o buscar su aprobación.
5. Falta de iniciativa no aprovechar las oportunidades, temor a tomar la delantera en lo que nos importa, consultar cada acción en busca de aprobación. Si quieres algo, crees en ello y no afectas a nadie en el camino ¡ve por ello! ¡qué importa lo que los demás piensen!
6. Falta de ambición. Pereza mental y física, carencia grande de deseos por miedo a lo que otros piensen, lentitud en la toma de decisiones o dejarnos influir en nuestras decisiones con las opiniones de otros aunque no estemos de acuerdo. Hábito de aceptar la derrota sin volverlo a intentar y aceptar los errores propios de mala gana.
Qué hacer para vencer el miedo a la crítica
Si te sientes identificado con alguno de los puntos anteriores, es porque en alguna medida el miedo a la crítica está afectando tu desempeño, y con ello, tu éxito personal.
Pero el miedo es un estado mental que puede dominarse, y la reacción a las críticas también está en nuestras manos. En el siguiente post trataremos sobre cómo desarrollar la inmunidad a la crítica, pero cómo el mejor momento para actuar es siempre el presente, ahora mismo puedes iniciar autoanalizando las causas que te hacen sentir ese temor y plantearte opciones propias para superarlo, las palabras del Dyer W. Wayne ayudarán al respecto:
“Echa un vistazo a cómo funciona el mundo. Para resumir, diremos que jamás puedes complacer a todos. En realidad si logras complacer a un cincuenta por ciento de la gente, lo estás haciendo bastante bien. Esto no es ningún secreto. Sabes muy bien que por lo menos la mitad de la gente que compone tu mundo va a estar en desacuerdo con al menos la mitad de las cosas que digas. Y si esto es correcto (para comprobarlo no tienes más que ver cómo en una elección donde uno de los candidatos obtiene un triunfo rotundo, el 40% de la gente ha votado en contra del ganador), así siempre tendrás un 50% de posibilidades de incurrir en algún tipo de repulsa o desaprobación cada vez que expresas una opinión.
Movido de este conocimiento, puedes empezar a enfocar de otra manera las actitudes críticas de la demás gente. Cuando alguien no esté de acuerdo con algo que tú dices, en vez de sentirte herido piensa que te has encontrado con una de las personas que están dentro del 50% que no está de acuerdo contigo. Saber que, digas lo que digas, o pienses lo que pienses, o hagas lo que hagas, habrá alguien que no esté de acuerdo contigo, es la mejor manera de salirse del túnel de la desesperación. Cuando seas consciente de la posibilidad de crítica y la esperes, no te sentirás inclinado a ofenderte por ello, y simultáneamente dejarás de considerar que el rechazo de un pensamiento o sentimiento tuyo implica el rechazo a tu persona.
No puedes evitar la desaprobación de la gente por más que quieras. Por cada opinión que puedas tener, habrá siempre alguien que tenga exactamente la opinión opuesta a la tuya. Abraham Lincoln habló de esto en una conversación en la que participó en la Casa Blanca y sobre la que nos da cuenta Francis B. Carpenter:
...Si yo fuera a leer, incluso a contestar, todos los ataques que me dirigen, habría que cerrar esta tienda para ocuparnos únicamente de ese negocio. Yo actúo lo mejor que puedo y mejor me parece; y pienso seguir haciéndolo hasta el final. Si al final el resultado es bueno, lo que se diga en contra de mí no tendrá ninguna importancia. Pero si al final el resultado es malo y aunque diez ángeles juraran que yo tenía razón, no habría ninguna diferencia, igual estaría mal”
Entonces, para concluir podemos decir, si lo que quieres hacer resulta beneficioso y útil para ti y no perjudicará a nadie, ¡ve por ello! Y no prestes atención a las críticas. Recuerda que, cómo menciona Dale Carnegie ni Jesús, con todo su amor, consiguió agradarle y lograr la aprobación de todos.
En los siguientes post, con la ayuda de los grandes textos del último autor citado, trataremos sobre cómo ser inmunes ante la crítica y cómo evitar ser de esas odiadas personas que critican.
Por ahora, espero que todas tus metas para hoy se cumplan!
Recuerda suscribirte!
Saludos!
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